"Siempre he participado en la Comunidad como una más, codo con codo con los regantes para defender nuestros derechos"
01/03/2017 | María del Mar Rodríguez Illán, nueva presidenta de la Comunidad de Regantes Torre de Abraham


Agricultora con mayúsculas. Así podría definirse a esta ciudadrealeña de 52 años vecina de El Robledo, que acaba de estrenarse en el cargo como presidenta de la Comunidad de Regantes Torre de Abraham.

Una comunidad a la que pertenece desde hace más de 30 años, y de la que anteriormente ya ejerció como vocal. Gestiona una explotación de maíz y cereal en el cercano municipio de Porzuna, y presume con orgullo haber mamado la agricultura desde siempre. Primero con su padre, del que aprendió la profesión cuando era una niña, y después por sí misma y junto a su marido, toda una vida trabajando en el campo.

La Comunidad de Regantes Torre de Abraham aglutina tres términos municipales de la provincia de Ciudad Real: Pueblonuevo del Bullaque, El Robledo y Porzuna, con una extensión de 5.400 hectáreas de regadío, de la que forman parte más de 900 comuneros, hombres en su práctica totalidad.

“Estar al frente de 900 agricultores, en su inmensa mayoría hombres, es todo un reto, pero me siento muy apoyada porque resulté elegida por aclamación, ni siquiera fue necesario hacer votaciones”, confiesa emocionada.

Rodríguez Illán afirma sentirse muy cómoda en este entorno, “siempre he participado en la Comunidad como una más, al frente de las manifestaciones, trabajando codo con codo con los regantes para defender nuestros derechos”.

Posiblemente sea la única mujer presidenta de una comunidad de regantes de España, una condición que, lejos de frenarla, le anima a trabajar con más empeño. “Tenemos que luchar contra el machismo que a veces impera en el mundo agrario, debería haber más representación femenina en las cooperativas, en las comunidades de regantes y en los órganos de dirección de las sindicatos agrarios”. No por ser mujer, dice, tenemos que sentirnos discriminadas.

Por éste y otros motivos, guarda una buena opinión de organizaciones de mujeres rurales como AMFAR, de la que forma parte su propia hija Laura. “Las asociaciones de mujeres de ámbito rural son muy importantes para mejorar y visibilizar a las mujeres que trabajan en la agricultura, que somos tan válidas como los hombres, ¿o acaso no nos levantamos a las cuatro de la mañana para poner los riegos igual que ellos?”, se pregunta.