Ana María Díaz: “Es necesario que se tome la actividad agrícola como una profesión digna y de futuro”
27/01/2020 | SERCOPAG: Una asesoría agrícola especializada en leñosos como la viña, almendro, olivar y pistacho y que vende productos fertilizantes, fitosanitarios, productos para agricultura ecológica y herramientas y material para el trabajo


Mi nombre es Ana María Díaz Porrero, tengo 31 años y vengo de un pueblo con bastante tradición en la agricultura: Bolaños de Calatrava en la provincia de Ciudad Real.

Mis padres siempre han trabajado en el campo. Mi padre tenía una empresa de servicios agrícolas y desde muy pequeña he tenido claro que quería tener mi propia empresa. Me encantaba la idea de no depender de nadie, de trabajar para mi y de ayudar a mi entorno.

Por eso mi formación académica es Administración y Dirección de Empresas. Lo que no sabía es que años después acabaría formando mi propia empresa dedicada a este sector al cual he estado ligada toda mi vida.

Mientras estudiaba decidí trabajar por mi cuenta en una de las franquicias de comida rápida más grande del mundo. Allí aprendí a tratar con la gente y a trabajar en equipo bajo presión, pero seguía sin saber a qué me dedicaría tras acabar mis estudios.

Cuando estaba a punto de terminar la carrera, mi padre me dijo que por qué no probaba con fertilizantes de una fábrica con la que él trabajaba en su explotación, y empezar a vender a sus clientes más cercanos. Fue entonces cuando decidí dejar aquel primer empleo y crear lo que hoy en día es Sercopag. Una asesoría agrícola especializada en leñosos como la viña, almendro, olivar y pistacho y que vende productos fertilizantes, fitosanitarios, productos para agricultura ecológica y herramientas y material para el trabajo.

Tuve que formarme desde cero asistiendo a cursos privados sobre fitotecnia y sanidad vegetal y, lo que más me enseñó, pegarme a mi padre que cuenta con más de 30 años de experiencia en la agricultura, durante los dos años siguientes para aprender sobre el manejo de los cultivos, los productos fertilizantes y sus composiciones. Esto me hizo conocer a muchos agricultores con numerosos problemas en los cultivos por falta de conocimientos, por falta de un manejo eficiente de sus parcelas. Todo aquello me motivó  mucho más a aprender y rodearme de técnicos e ingenieros para conseguir que Sercopag sea una empresa especializada en leñosos con un hueco en el mercado marcado por el cambio generacional en la agricultura.

No tenía nada ahorrado, trabajaba para pagarme mi piso y vivir independiente de mis padres. Por tanto, cuando se me presentó esta oportunidad en 2014 decidí pedir la cantidad íntegra del paro para poder hacer los primeros pedidos, que fui almacenando en la nave de mi padre. Ni siquiera tenía oficina, trabajaba desde casa llamando a clientes para concertar citas con ellos para ver en qué podía ayudarles y haciendo la web corporativa y las redes sociales de Sercopag.

En mi caso no encontré ninguna dificultad a la hora de iniciar mi actividad. Simplemente con el tiempo me di cuenta de que al ir siempre con mi padre, me asociaban siempre a él y me pedían su opinión. Era conocida como la hija de… Fue entonces cuando decidí, a los tres años de tener la empresa, que tenía que independizarme y salir yo sola a hacer las visitas. Hacerme un nombre y que me conocieran sin vincularme siempre a mi padre. Que me vieran como una persona independiente y que yo era capaz de asesorar al agricultor sobre su cultivo. A partir de ahí comencé a ganar nuevos clientes y a tener experiencia, autoridad y seguridad sobre mis decisiones.

Creo que se deberían dar más facilidades en préstamos para iniciar actividades en el medio rural, especialmente cuando se trata de nuevos emprendedores.

Además, sería conveniente más y mejor formación agrícola para jóvenes porque, a veces, cuesta mucho cambiar la mente del agricultor de antaño. Las formas para de cultivar de manera rentable, eficiente y sostenible hoy en día son muy diferentes a las que el agricultor de toda la vida ha desarrollado porque sus padres y abuelos lo hacían así. Veo que muchos de los jóvenes agricultores han adquirido las costumbres de los padres y cuesta mucho desarraigar esos conocimientos que hoy en día son arcaicos y poco sostenibles con la agricultura actual.

Por eso creo que se necesita más formación y que se tome la actividad agrícola como una profesión digna y de futuro. Y sobre todo que el agricultor se dé cuenta de que necesita asesores y profesionales que le ayuden a la gestión de su explotación y que valore ese trabajo que no siempre se hace.