Ángela Mansilla, una ganadera a tiempo total para conservar el territorio
01/07/2019 | Es la titular de una explotación familiar de ovino de carne en Chillón (Ciudad Real), y defiende la actividad agrícola y ganadera como oportunidad profesional para los jóvenes


Trabajadora y amante de la naturaleza, la ganadera chillonera Ángela Mansilla es un ejemplo de mujer comprometida con su tierra y su familia, una mujer que apuesta por mantener una de las actividades humanas más ancestrales como es la cría selectiva animales, en su caso de ovejas de raza manchega para su aprovechamiento como carne.

Tiene 38 años y ha estudiado Educación Infantil e Historia, ahora “liada con las oposiciones”, aunque “de toda la vida” ha estado implicada en la tradición ganadera paterna y materna de ovino y vacuno en extensivo, y fue más allá hace dos años cuando se puso al frente de la explotación familiar, ahora sólo de ovejas, tras la jubilación de su padre.

El negocio está montado sobre una estructura productiva pero también sobre unos ejes emocionales y unos usos y costumbres que han modelado su forma de vida y la de muchas personas de Chillón y de otras localidades de la comarca. Y como ella, las mujeres han tenido mucho protagonismo, no tanto como titulares de las empresas sino como piezas necesarias para el engranaje que necesita dicha actividad las 24 horas de los 365 días del año.

Pero ahora, gracias a los avances sociales y al empuje femenino, Mansilla y otras mujeres de la comarca han empezado a encabezar legalmente sus explotaciones, “hay muchos jóvenes y mujeres implicados”, en un territorio en el que la agricultura y la ganadería están manteniendo el presente y garantizando un futuro menos incierto.

De manera consciente o no, las mujeres, reflexiona Mansilla, han contribuido a mantener “el campo” como factor “salvador” del futuro de los pueblos de la comarca, tras el cierre de las minas en Almadén, que “provocó despoblación y empobrecimiento”.

Su incorporación a la agricultura y la ganadería es totalmente “solvente y autónoma”, tal y como lo ha puesto de manifiesto su propia madre, Paqui Benítez, de 61 años, que “conduce el tractor genial con o sin remolque”, y quien desde pequeña “ha cargado alpacas o recolectado el huerto”.

Ovejas manchegas pacen en Chillón / Lanza

Ovejas manchegas pacen en Chillón / Lanza

“Ella siempre ha luchado por el campo y para el campo, y yo lo he mamado en casa”, indica la ganadera, para quien “se nos tiene que tener en cuenta porque podemos hacer los mismos trabajos y no somos menos”.

De hecho, recuerda que en paralelo al negocio de la agricultura y ganadería hay otros que también desempeñan las mujeres como son la esquila, “con nuevas incorporaciones”, además de llevan el tema administrativo de los papeles.

El día a día de Mansilla comienza a las 7,30 horas cuando va a atender a las 115 cabezas que gestiona (entre madres y cuatro machos) en varias ubicaciones, ahora en plena paridera. También son días ahora en verano, tras la esquila, de cuidados para evitar la picadura de la mosca negra, que hace a las ovejas perder peso, incluso afecta a los crotales “si les cagan en las orejas”.

A las afectadas les cura las heridas, una tarea que junto al aporte de alimentos (aunque la mayoría de su cabaña pace por sus fincas de forraje valladas) y otras labores ocupan su día a día, también por la tarde “cuando vamos a dar otra vuelta”.

Toda esta actividad ganadera que precisa de tanta dedicación es rentable, asegura, “si tienes mucho ganado”, porque los inputs (piensos y gasoil) “cuestan mucho”. No obstante, Mansilla consigue abaratar los costes de producción gracias a la Cooperativa Ganadera Andaluza (Covap) situada en el Valle de Los Pedroches (Chillón está a un puñado de kilómetros de Andalucía y Extremadura), donde como socia adquiere a menor precio materiales y materias primas.

Aunque las jornadas varían según las necesidades, Mansilla acaba cada día un oficio “muy bonito”, pero “duro y sin vacaciones”, a media noche.

Mansilla es una entusiasta de lo que hace en la vida y por ello transmite positividad, incluso cuando comenta sus planes más próximos como reponer e introducir una línea nueva, “lo que aquí llamamos renovar la sangre”, al considerar que las ovejas de su rebaño “están como muy hermanadas”.

Como mujer activa y dispuesta a mejorar el entorno rural, y así luchar contra la despoblación, Mansilla también es directiva de la Asociación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (Amfar) en Chillón, una entidad, a su juicio, importante para la formación de sus asociadas y “para crear oportunidades en un entorno perdido, en el que nos han quitado un autobús, y que sobrevive gracias a la agricultura y la ganadería”.
De la misma manera, agradece el papel de cooperativas de crédito como Globalcaja o Eurocajarural, ademá de Unicaja, a la hora de vertebrar el territorio, ofrecer “ayudas y gestionar subvenciones”.

Vino de pitarra

Mansilla y su familia también tienen explotaciones de vid y olivo para “consumo propio”, en el caso de la viña para elaborar vino de pitarra con las variedades de piñonicillo, moscatel y aris, y con el que suele participar en el concurso que anualmente celebran en el museo etnográfico del pueblo y que alguna vez ha ganado.

 

Entrevista de Julia Yébenes/Lanzadigital