Casada, madre de tres hijos y jefa de Oncología Médica en el Hospital General “Mancha Centro” de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Sara Cerezo es una mujer sencilla, tímida y humilde a la que le gusta pasar desapercibida. Una mujer que se siente orgullosa de sus raíces y de su pueblo natal y que simboliza a la perfección el carácter luchador y sacrificado de las mujeres rurales.
¿Se considera una mujer rural o es más urbanita?
Siempre me he considerado una chica de pueblo. Mis amigas son de pueblo, me crié allí y allí está mi familia. Las personas de Molina de Aragón presumimos mucho de nuestro pueblo y voy siempre que puedo.
¿Cómo definiría a la mujer rural del siglo XXI?
Ha cambiado mucho con respecto a la mujer del siglo anterior. Ahora es más participativa, es una mujer que no quiere estar aislada en su casa y que gracias a las Nuevas Tecnologías está mucho más informada de lo que ocurre en España y en el mundo. Y otro cambio que he observado es que es mucho más deportista. Ahora en casi todos los pueblos las mujeres participan en cursos de yoga, en gimnasia de mantenimiento, salen a correr, y esta es una evolución porque el deporte es muy importante para encontrarse mejor.
Con 18 años decidió coger la maleta, como tantas jóvenes, y marcharse a la ciudad para poder continuar sus estudios en la Universidad y formarse como oncóloga. ¿Por qué eligió esta profesión?
Era mi vocación. A partir de los 10 años ya quería ser médico y me gustaba mucho la anatomía. En aquellos años, los pollos se compraban enteros y antes de guisarlos, en cada casa se abrían y extraían las vísceras. Cuando mi madre lo hacía, yo estaba siempre en un taburete mirando y ella me iba explicando lo que era los pulmones, el hígado y otros órganos. Una vez que empecé la carrera de médico, fui conociendo la patología, pero no tenía muy claro a qué especialidad quería dedicarme. Cuando elegí los cursos de doctorado, sin darme cuenta, había elegido muchos que tenían relación con los tumores y fui consciente de que era lo que más me interesaba.
¿Qué obstáculos ha tenido que superar para llegar donde está? ¿Ha sufrido algún tipo de discriminación personal o profesional por ser mujer?
La primera dificultad es el coste económico que supone salir fuera de tu casa para estudiar una carrera. Mi madre era ama de casa y mi padre cartero rural, así que hacer frente al coste de los estudios de dos hijas suponía una gran carga. Dependíamos de una beca, con la presión que eso supone puesto que había que aprobar siempre todas las asignaturas. Ese es el primer inconveniente. Por ser mujer, nunca he tenido ningún problema ni en as ni a nivel profesional. El problema viene con la conciliación de la vida laboral y familiar. Ese sí es el problema.
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