Dori García Pimentel: Ser rehalera conlleva mucho sacrificio. Mi recompensa es ver los perros en acción
12/12/2023 | Ganadera y rehalera de Guadalmez (Ciudad Real)


Adoración García Pimental nació en Guadalmez, un pequeño pueblo de 700 habitantes de la provincia de Ciudad Real. Tiene 62 años, está casada y es madre de dos hijos. Dori es una apasionada del mundo rural y del campo al que se dedica en cuerpo y alma, algo que ha heredado de sus grandes referentes femeninos: su madre y sus abuelas.

De profesión, ganadera de ovejas y rehalera. Su familia además lleva un servicio de taxi y hace unos años tuvieron huerta y se dedicaron a la venta ambulante.

¿De dónde viene su vinculación con el mundo de la caza?.

Yo diría que nuestra pasión por el campo la llevamos en los genes. Hay que tener en cuenta además que en nuestro pueblo Guadalmez no hay industria ni fábricas, y las opciones laborales se reducen bastante a lo que heredamos de nuestros abuelos, que en definitiva es vivir del campo.

El mundo de la caza es una afición heredada también de mis abuelos.  En la época de la guerra y la postguerra, mi abuelo paterno cazaba con cepo, y era mi abuela la que vendía la carne de caza. Mi otro abuelo, el materno, era galguero y también heredé de él esa pasión que tengo por los perros.

Yo soy la que cuida de la rehala en la familia, aunque uno de mis hijos ha heredado esta pasión mía por los animales y también es perrero, en Almadén, un pueblo vecino a Guadalmez.

¿Cómo decide hacerse rehalera?

Para vivir este mundo hay que tener perros y te tiene que gustar la caza. Para montear, es importante conocer los perros y tener pasión por ellos. Durante un año hay que criarlos a amamantarlos, cuidarlos… pero ese sacrificio tiene su recompensa cuando los ves en acción en las monterías.

Llegar a la suelta, abrir los perros y sentir el aullido, cuando tienes un agarre, o vas a carrera para rematar al bicho.. es muy emocionante. Coges tanto cariño a tus perros que hemos llorado cuando alguno ha perdido la vida en el campo. Los cuidas como si fueran parte de tu familia. Es duro en ocasiones que les tienes que meter las tripas, coserles.. pero a la vez es muy gratificante este mundo.

Los perreros aman los animales y cuidan de la naturaleza, a pesar de la mala fama que tiene la gente que está vinculada al mundo de la caza. Mis perros favoritos son los alanos y los grifones, que son los mejores para el rastro y buscan las reses. Los alanos son más de agarre. Ahora tengo más de 80 perros, aunque he llegado a tener 120 y los conozco a todos por su nombre.

¿Cuál es el papel de las mujeres en el mundo de la caza?

Las mujeres van abriendo camino. Recuerdo cuando yo empecé, hace 20 años, que era de las pocas mujeres que había. Sin embargo, ahora van entrando más mujeres en las monterías, voy viendo cada vez más chicas jóvenes, y eso me alegra mucho.

Una buena forma de acercar a los jóvenes al mundo de la caza sería a través de los perros,  de darles a conocer la naturaleza, esa libertad que te da el monte y montear con los perros de rehala.

Y esos jóvenes.. ¿cómo les animaría para acercarse al mundo rural o venir a vivir a los pueblos?

La administración nos tiene que echar una mano. Nos sentimos abandonados, y peor, nos ponen muchas trabas y esta vida se vuelve cada vez más difícil. Si hubiera más ayudas para la ganadería o la agricultura, habría más gente joven en los pueblos.

En Guadalmez estamos comprobando la pérdida de población y la poca gente que queda dedicándose a la ganadería y a los perros, y más con la subida de los precios de los carburantes y los suministros. Es francamente complicado subsistir así.

¿Qué le aporta vivir en un pueblo?

Pasear por la calle y conocer a todos tus vecinos, la libertad de salir al campo y estar en contacto directo con la naturaleza, eso es maravilloso. Por suerte, nuestros hijos tienen estudios y han decidido seguir nuestros pasos y quedarse a vivir en el pueblo.

Además, siento que vivir en Guadalmez mantienen los vínculos con mis raíces. Eso no lo cambio por nada, y menos aún por vivir en una gran ciudad.

¿Qué nos puede decir de las mujeres rurales?

Quedamos muy pocas mujeres rurales en Guadalmez. Recuerdo de pequeña que en este pueblo a las 6 de la mañana salían todas las mujeres a ordeñar las vacas. Se escuchaban los carrillos con las cántaras… y como no era el sustento principal, los hombres iban a echar el jornal a la caza menor. Ahora todo es muy diferente.

Todos esos recuerdos de la infancia sobre las mujeres rurales del pueblo y de mi familia me han llevado a participar en el documental “Mujer de cuatro estaciones” en el que hablo de todo esto. Ahora además estoy recopilando poemas de los oficios tradicionales de las mujeres, que creo que es importante que o se pierdan.